Otro pueblo del que podemos disfrutar sin salir de la ciudad es el Pueblo de Benimaclet. Compuesto de calles estrechas por las que te puedes perder, edificios de dos plantas de estilo modernista que conviven con edificios encalados de gruesos muros y una plaza agradable donde disfrutar de un breve descanso.

Benimaclet nació como alquería musulmana en la huerta. Su nombre es sin duda árabe en el que el prefijo Beni hace referencia a una familia o clan.

En el Archivo de la Catedral de Valencia, existe un pergamino donde consta que el rey Jaime I donó la alquería de Benimaclet a los hermanos García y Ximén Pérez de Pina, así como pleitos, donaciones y compraventas de tierras de labor situadas entre Valencia y Alboraia.

Francesc de Vinatea, famoso defensor de los derechos forales valencianos, fue señor de Benimaclet entre 1324 y 1350. Su propiedad constaba de dos molinos, horno y carnicería, y un número importante de alquerías dedicadas a la agricultura, tierras por las que pasa la acequia de Mestalla.

Este núcleo de población fue pueblo independiente entre 1764 a 1882, año en el que pasó a formar parte del municipio de València en calidad de pedanía. En 1972, Benimaclet se convirtió definitivamente en distrito de València.

En 1594 nace la parroquia de Benimaclet, dedicada a Ntra. Sra. de la Asunción, y en 1730 se inicia la construcción del campanario por iniciativa de Ramón Ceres, párroco de esta iglesia durante más de cincuenta años.

Su prosperidad se debe a la agricultura, se cosecha cáñamo, trigo, maíz, productos de la huerta y además se cría el gusano de seda, en plena expansión de la industria textil.

En la actualidad destaca la Alquería Panach, edificio del siglo XVIII, uno de los pocos ejemplos de esta época que quedan, y la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora.