Entrevista a Ximo Esteve, artista fallero

Publicado por MCarmen Franch en

Naves Ciudad Fallera
Ciudad Fallera

Fotografía de Mª Carmen Franch

Entrevista a Ximo Esteve, artista fallero.

Ximo Esteve, nos hace una reflexión de la situación del sector fallero y del barrio Ciutat de l'Artista Faller (Ciudad Fallera)

Entrevista realizada por Mª Carmen Franch, el 27/05/2024.

¿Quién es Ximo Esteve?

Me defino como trabajador de las fallas porque empecé siendo un aprendiz como todo el mundo, entré en este sector porque me gustaba. Yo era joyero, vengo de una familia de joyeros y tenía posibilidades de continuar, se ganaba más dinero que en este oficio, pero me aburría. Me gustaba más el movimiento, crear cosas, dibujar, y me ofrecieron la posibilidad de empezar en esta profesión. Empecé a trabajar en un taller, que aunque no era lo que yo quería, me sirvió para aprender el oficio. Me explotaron bastante porque en aquella época las condiciones de trabajo no eran las de ahora, y menos mal que me decidí a estudiar en la antigua Escuela de Artes y Oficios de Valencia, cuatro años. Aprendí lo básico, a pintar y modelar. Después cuando terminé el servicio militar, fui despedido porque no quería tener gente asegurada fija, y me tuve que buscar la vida y formar mi propio taller. Empecé de cero, y eso cuesta mucho.

En aquellos momentos quería casarme, así que, sin un duro, nos metimos en un piso y compramos una nave. Los primeros 10 años fueron muy duros.  Hemos luchado muchísimo, han sido 50 años de trabajo duro y el año que viene me jubilo. Me gusta mucho lo que hago, pero el cuerpo ya me pide parar.

He formado parte de dos directivas del Gremio de Artistas Falleros, como vicemaestro mayor y como secretario general de la Federación General de los tres gremios, desde donde he luchado para conseguir una mayor proyección del oficio, del gremio y de la Ciudad del Artista Fallero.

Los objetivos de promoción del sector y de la Ciudad Fallera no se han conseguido, principalmente por motivos políticos.

El proyecto de la Ciudad Fallera es muy interesante y beneficioso para la profesión y para el barrio, y por ende para la ciudad, pero de momento no se ha logrado llevar a cabo, de hecho la gente se ha ido de aquí, y las naves se están vendiendo a profesionales de otros sectores ajenos a las fallas. El proyecto inicial no se está haciendo realidad.

La Ciudad Fallera nace para acoger a los artistas falleros.

En el año 1961 se crea la Ciudad Fallera, que nace para unificar los lugares de trabajo de los artistas falleros. La Marquesa de Paterna del Campo, donó los terrenos para construir las naves, y construir bloques de vivienda para los artistas y sus familias, para lo cual se tuvo que escriturar y pedir créditos personales, esa fue la primera generación. Yo soy la segunda generación de propietarios de las naves.

¿Qué problemática principal tiene el profesional del mundo fallero?

El problema principal es que cada uno va a la suya. No existe una unidad gremial que ayude a que nuestro trabajo sea económicamente reconocido y rentable. Hay una lucha por sobrevivir ofertando precios bajos por el trabajo realizado por el artista fallero, lo que repercute de forma negativa en el mantenimiento de los talleres.

La incorporación del corcho blanco, poliexpan, también ha sido un elemento negativo.

Hemos salido de una artesanía manual creativa, escultórica, donde había un trabajo artesanal muy claro, a intentar rentabilizarlo con la utilización del corcho blanco, que evita hacer moldes y permite hacer esculturas más grandes.

Pero al mismo tiempo, el hecho de hacer esculturas más grandes obliga al artista a tener talleres más grandes y utilizar más metros cúbicos de material, lo cual aumenta los costes al necesitar más mano obra para esculpir y pintar la falla, encarece el transporte, y también la “plantà” de la misma, al necesitar equipos más grandes y especializados, como puedan ser las grúas. Si teníamos alguna posibilidad en rentabilizar el trabajo, se ha perdido.

Al necesitar naves más grandes, los artistas falleros se ven obligados a trasladarse a polígonos industriales fuera de la ciudad, ya que no se ha trabajado para que se queden en la zona, por ejemplo construyendo naves más grandes en la Ciudad Fallera, favoreciendo que siga siendo el punto de encuentro de esta profesión.

La realidad del sector es que trabajamos para un cliente, que realmente es un colectivo variable, lo que dificulta el compromiso, no hay seguridad en el trabajo. Terminas el mes de marzo y no sabes que fallas te van a contratar para el año próximo. El sector fallero termina el 19 de marzo, y entre que pasan las pascuas, reinician la actividad las comisiones falleras en mayo/junio con la nueva directiva, y deciden a quien van a contratar para el próximo año, pasan unos meses durante los cuales no tienes trabajo contratado, pero si tienes gastos.

Hoy en día una persona joven que quiera iniciarse en este oficio no tiene ninguna posibilidad. Yo tengo dos hijos, y no van a seguir en el negocio de las fallas, teniendo el taller en marcha, teniendo clientela y conociendo el oficio.

Había un acuerdo municipal para ayudar al oficio, y pensábamos que después de obtener el reconocimiento de PATRIMONIO INMATERIAL DE LA HUMANIDAD, los políticos reaccionarían, pero no se ha hecho nada. 

Las naves de la Ciudad Fallera, que se quedan vacías ¿No podrían ser alquiladas a los nuevos artistas falleros facilitando de esta forma su inicio?

Las naves se han quedado obsoletas, pequeñas y no son adecuadas para las fallas grandes, aunque tenemos sitio para construir naves más grandes.

Si yo fuera la administración pública, compraría todas las naves a precio de mercado, las escrituraría a nombre del ayuntamiento y las alquilas como “nave social”, en este caso, a los nuevos profesionales del sector que se inician en el oficio.

Aquí está la escuela, el museo, el gremio y la cooperativa. Es un sitio ideal.

Yo he cambiado el objetivo de lucha. La Ciudad Fallera es el emblema de nuestra profesión. Una forma de unificar a todos los artistas falleros sería construyendo más naves aquí o en los alrededores, centralizando un polígono artesano, el más antiguo de Europa. No solo no se ha conseguido, sino que la gente se va.  Si se considera o clasifica el oficio de artista fallero como si fuera una actividad industria, y no como una actividad artesanal, la cosa va mal.

El ayuntamiento no gestiona las fallas como debería, a mi modo de ver. Es decir, usted es una comisión fallera porque hace fallas, no porque vende bebida u organiza fiestas. Entonces para que usted exista como falla, y yo le dé permiso para montar carpa, hacer paellas y celebrar actividades varias, debe dedicar un 30% mínimo de su presupuesto para construir el monumento, la falla. De este modo se aseguraría una continuidad a los artistas falleros y un futuro profesional.

Hay agrupaciones falleras que dedican un 8% o un 10% del presupuesto a la falla. Por ejemplo, aquí cerca tenemos la falla La Nueva de Benicalap, que son 700 u 800 falleros y que podrían entrar en la categoría especial. Se gastan 15.000 euros en la falla, que es el mismo presupuesto que se gastan en dos noches con dos orquestas. En estos momentos, las agrupaciones falleras en general, tienen como objetivo la fiesta no hacer la falla.

Si tú como ayuntamiento no diriges la fiesta, el objetivo se pierde. El problema es que no tenemos políticos que se involucren en esto. Hay desidia entre nuestros políticos, aunque ha habido personas que si se han preocupado, pero si el partido no está por la labor, estos políticos tampoco pueden hacer gran cosa.

Sandra Gómez, que fue Vicealcaldesa y Primera Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Valencia, hizo lo mismo. Prometió hacer cosas por el sector, ahora se ha ido a Europa y se ha quedado todo por hacer. Es una situación deprimente, pero eso es lo que hay.

La realidad del oficio fallero, es que no se puede vivir de él, cuesta mucho y no tienes asegurado el futuro. Y yo resisto porque tengo la nave pagada y estoy a punto de jubilarme.

El Museo del Artista Fallero como se relaciona con vosotros o vosotros con el museo.

El Museo del Artista Fallero, igual que el Gremio, es un “diamante en bruto”.  No lo conoce casi nadie, no se ha promocionado ni se ha creado valor a su alrededor.

Estamos en un barrio marginal apartado de todos los recorridos turísticos. Si no sabes o no conoces, lo confundes con el otro museo, Museo Fallero de Valencia, dedicado a los ninots indultats.

El Museo del Artista Fallero es muy interesante, tiene un valor histórico del oficio que no tiene el otro, recoge la historia de las fallas desde todas sus vertientes. Es un museo didáctico.

Tiene una gran variedad de elementos interesantes, ninots de diferentes épocas y estilos, explica el proceso de como se hace una falla, los materiales que se utilizan o utilizaban, expone bocetos y maquetas de fallas de distintos maestros falleros, y mucho más. Hay un video que hicimos los artistas falleros explicando los procesos, de la forma más antigua a la más moderna. Es un museo interesante para los colegios y otros colectivos, pero no llega a la ciudadanía.

Todos los partidos políticos se han aprovechado de la Ciudad Fallera para darse publicidad. Ha sido una plataforma política para todos ellos, pero una vez dentro se han olvidado de nosotros. Han venido a hacerse la foto, a hablar con nosotros, pero luego nada.

Aquí vino Reyes Maroto, que era Ministra de Industria, Comercio y Turismo hasta hace poco, y el secretario y yo íbamos con ella en una visita organizada para conocer el sector, y yo le iba explicando y comentando las dificultades que tenemos. Llegamos a mi taller donde se realizó la rueda de prensa, y estaban representados todos los medios de comunicación como TVE, El Mundo, etc.  Durante la rueda de prensa, empezó a explicar todo lo que yo le había ido contando, y comprometió dos millones de euros para ayudar al sector. Pero llegó la pandemia y ahí se quedó. Lo hablé con Sandra Gómez y con Pilar Bernabé, vocal de la Junta Central Fallera y miembro de la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Valencia, pero no sé qué pasó que no salió a delante.

El Gremio y los artistas falleros ¿Podrían vivir los unos sin los otros?

El Gremio hace unas labores parecidas a las que realiza un sindicato de trabajadores o un colegio profesional. Gestiona imagen, contratos, abogados, un seguro de responsabilidad civil para los agremiados y algunas subvenciones como por ejemplo para mantener el Museo del Artista Fallero, y unas oficinas que gestionan la infraestructura sociocultural y gremial. Cuenta con más de 270 agremiados, tenemos una escuela taller donde se puede estudiar el oficio y graduarse como Técnico Superior Artista Fallero y Construcción de Escenografías

Ha habido unos años de actividad gremial durante los cuales se consiguieron muchas cosas, pero ahora estamos en una fase de desencanto.

Se trabaja de forma colaborativa, sin ánimo de lucro, los políticos no ayudan y la gente se cansa. Los proyectos para ayudar al sector estaban bien claros, sobre todo después de que la fiesta fallera fuera declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en 2016, y este reconocimiento se lo van a quitar como no se espabilen, porque para tener este reconocimiento hay que cumplir unos requisitos, pero también mantenerlos.

El futuro del Gremio Fallero, como lo ves.

Lo veo mal, ahora en enero tenemos elecciones.  El problema es que no hay gente dispuesta a perder su tiempo gratis, por un objetivo que no ve, por una realidad que no es la que quiere. Luchas por tu propio mantenimiento, que es lo que hoy prevalece, la insolidaridad, por lo menos en este sector. Ha habido aquí gente muy buena que no se han involucrado lo suficiente, porque prevalece el instinto de conservación. Pero no se han ido, así que tan malo no será.  Falta un objetivo/proyecto claro, voluntad y dinero.

¿Qué entidades públicas son las que ayudan o participan?

El Gremio se dirige al Ayuntamiento de Valencia, a la Conselleria de Educación y Cultura, y a la Diputación de Valencia, principalmente para conseguir ayudas, ya que no tenemos capacidad económica suficiente.

Cuando la Generalitat Valenciana, a través de la Conselleria de Cultura, Educación y Ciencia y el Ayuntamiento de Valencia, crean el Consorcio de Gestión del Centro de Artesanía de la Comunitat Valenciana en mayo de 1987, tuvimos ayudas para poner en marcha las naves. Teníamos ayudas económicas para nuestro sector. Hoy en día no existe ninguna ayuda para los nuevos profesionales.

¿Qué ha pasado con el proyecto “Ciutat de l’Artista Faller. Bases estratégicas para la recuperación y la transformación»”, de Fernando Giner, portavoz de Ciudadanos?

Fernando Giner es un hombre muy válido, es una lástima que se vaya al sector privado, y deje la política.  Es economista, tiene una visión periférica brutal, está haciendo proyectos de inversión, creación de empresas, sabe de qué está hablando.  Realizó un análisis serio del estado actual de la Ciudad Fallera y una propuesta de reactivación del polígono, encargado por la concejalía de Cultura Festiva del Ayuntamiento de Valencia, pero las circunstancias no han acompañado.

El proyecto «Ciutat de l’Artista Faller.Bases estratégicas para la recuperación y la transformación», se ha quedado en el cajón.

Para que los proyectos salgan adelante y poder conseguir los objetivos, hay que estar en el lugar adecuado en el momento justo. Parece ser que nosotros no lo hemos conseguido.

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